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Historia

La Diócesis de Cuernavaca se erigió por Bula del Papa León XIII el 23 de junio de 1891 y está constituida por el espacio asignado en 1869 al Estado de Morelos. En los orígenes de esta zona geográfica encontramos huellas y presencia multicultural – olmecas, nahuas, xochimilcas, chalcas, tlahuicas… 

Ya a principios del Siglo XVI identificamos a Cuauhnauac y a Huaxtepeque, los dos señoríos de la época autóctona que fueron modificando su relación a partir de la Conquista Española al formar parte de una nueva organización administrativa, constituida por corregimientos cuyas cabeceras fueron: Totolapan, Tétela del Volcán, Ocuituco, Las Tlalnahuas y las dos alcaldías mayores de Cuernavaca y Cuautla de Amilpas a partir del Siglo XVIII.

 

Todos estos lugares hoy son parte fundamental de la Diócesis erigida en el Siglo XIX y que tienen como Sede Episcopal la Ciudad de Cuernavaca. Sin embargo, la presencia de la Iglesia Católica en esta región geográfica proviene desde la tercera década del Siglo XVI. A partir de entonces fueron evidentes los signos cristianos aportados inicialmente por Franciscanos, Agustinos, Dominicos…, en la construcción de templos, capillas abiertas, conjuntos conventuales y las prácticas socio-religiosas, especialmente las que se articulan a la vida familiar y comunitaria a través de los siete sacramentos y

las devociones que se impulsan por medio de las cofradías.

Durante los primeros años de la Iglesia mexicana, los territorios de esta zona se convertirían en una región estratégica del extenso Arzobispado para la expansión del cristianismo. En 1529, el  Convento de San Francisco de Nuestra Señora de la Asunción, era el segundo más grande de esa orden en la Arquidiócesis; años más tarde, con la ayuda de los frailes agustinos, toda la región fue atendida y no hubo población indígena ni española sin atención espiritual en la zona.

A mitad del Siglo XIX, D. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, sugirió la erección de una Diócesis en el recién formado Estado de Morelos, pero no fue sino hasta fines del Siglo XIX cuando la política de conciliación del gobierno de Porfirio Díaz, facilitó las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Propició con esta nueva relación que el Papa León XIII emitiera el 23 de junio de 1891 la Bula Illud in primis por la cual se erigieron cinco Diócesis más en México: Chihuahua, Saltillo, Tepic, Tehuantepec y Cuernavaca.

La Diócesis de Cuernavaca, con una extensión de 5,000 km2,  inició con una población de 141,565 habitantes; siendo sufragánea de la Metropolitana de México.

las devociones que se impulsan por medio de las cofradías.

Durante los primeros años de la Iglesia mexicana, los territorios de esta zona se convertirían en una región estratégica del extenso Arzobispado para la expansión del cristianismo. En 1529, el  Convento de San Francisco de Nuestra Señora de la Asunción, era el segundo más grande de esa orden en la Arquidiócesis; años más tarde, con la ayuda de los frailes agustinos, toda la región fue atendida y no hubo población indígena ni española sin atención espiritual en la zona.

A mitad del Siglo XIX, D. Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Arzobispo de México, sugirió la erección de una Diócesis en el recién formado Estado de Morelos, pero no fue sino hasta fines del Siglo XIX cuando la política de conciliación del gobierno de Porfirio Díaz, facilitó las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Propició con esta nueva relación que el Papa León XIII emitiera el 23 de junio de 1891 la Bula Illud in primis por la cual se erigieron cinco Diócesis más en México: Chihuahua, Saltillo, Tepic, Tehuantepec y Cuernavaca.

La Diócesis de Cuernavaca, con una extensión de 5,000 km2,  inició con una población de 141,565 habitantes; siendo sufragánea de la Metropolitana de México.

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